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Un aporte al debate entre anarquistas

Pasado el tiempo ya y calmadas un poco las pasiones y los distintos sentimientos que afloraron luego de la muerte de Mauricio Morales, me gustaría contestar al comunicado publicado por un “Grupo reducido de individuos salvajes” titulado “A propósito del manoseo y tergiversación de nuestro compañero Mauri”, desde mi posición como militante de una organización específica.

Mas allá de las formas literarias utilizadas profusamente por quienes escribieron el artículo, en líneas concretas la posición que ellos presentan es que se colocan como únicos tributarios del anarquismo, en contraposición a quienes desde otras tendencias levantan un discurso anarco comunista.

En primer lugar llama la atención la virulencia de estas personas al afirmar, sin ningún tipo de pruebas, que grupos como el FEL emitieron declaraciones por “un afán de figurar”. Aún más, llegan a decir que Morales habría asegurado rápidamente que específicos y felinos “no eran sus compañeros”, como si eso fuera un argumento de autoridad en contra de la solidaridad expresada por compañeros que reconociendo las diferencias entre las tendencias y propuestas, no dudan en posicionarse junto a ellos contra la represión.

Fuera de esta actitud exclusivista, son las posturas políticas de fondo las que son más controvertidas. El asegurar que el FEL (dado que es el único grupo individualizado) “intenta controlar las ansias insurreccionales, apaciguándolas con reformismos”, y trabaja para el proyecto de la burguesía resulta sin sustento. En el texto no se entrega ninguna razón que justifique dicha afirmación.

El que afirmen que es la afinidad su “método de acción contra el capital y de relación entre nosotrxs” resulta obvio. Lamentablemente después el texto se llena de frases altisonantes y literarias sin ningún contenido político real acerca de una supuesta revuelta general inminente, únicamente basada en la agresividad del capitalismo, sin ningún intento de desarrollar un análisis concreto de la realidad mas allá de la cotidianidad de una minoría ultra ideologizada y aislada.

La propuesta de este grupo se reduce a buscar la afinidad con quienes �compartimos el desprecio de esta sociedad�. Lamentablemente para ellos esas personas con quienes hipotéticamente compartirían afinidad son pocas, demasiado pocas, pues la gran mayoría no comprende el objetivo real detrás de tantas frases vacías de contenido, de tanta consigna fácil. No son muchos los que prefieren vivir en una okupa antes que en una casa propia de manera cómoda, por dar un ejemplo.

El hecho concreto es que el discurso insurreccional no convence a nadie más que a los ya convencidos, pues su “ultra radicalidad discursiva” no es nada más que eso, una radicalidad verbal que no se condice con la realidad.

Por otro lado nadie, en ningún comunicado, planteó que la represión y criminalización era algo no esperable, mucho menos que se esperaran “flores”. Es ridículo que estas personas, autodenominados únicos luchadores en contra del Estado e iluminados, acusen al resto de no conocer las consecuencias de asumir una lucha antiautoritaria.

Ni el FEL ni los militantes específicos, entre quienes me ubico en este debate, consideramos las acciones armadas como contrarrevolucionarias, todo lo contrario. Lo que pasa es que lo que se ha realizado hasta el momento no es ni mucho menos “lucha armada”, sino más bien un juego adolescente entre una pequeñísima minoría sobre ideologizada y las fuerzas de seguridad. Los daños causados al sistema son menos que insignificantes y la capacidad operativa de los grupos irrisoria.

Grupos guerrilleros con una capacidad armada mucho mayor como el FPMR, el MIR, el Lautaro en Chile, el ERP en Argentina o el ELN y las FARC en Colombia (no los apoyo, únicamente las menciono como ejemplos) han sido incapaces de enfrentar al sistema porque sus estrategias militaristas y armadas se han aislado de las necesidades concretas de los explotados. Al lado de estos intentos, las bombas de los grupitos de afinidad insurreccionales son una mala broma para el sistema, pues responden menos aún a las necesidades concretas de la clase.

Lo que no es una sorpresa, pues para el insurreccionalismo al parecer, lo único que importa es la posicion individual de algunos "decididos guerreros" de opereta que construyen su anarquía individual, mientras el sistema se perfecciona y les agradece transformar una lucha en contra de la lucha de clases en un cliché útil a sus intereses de opresion y explotacion.

Todo sabemos que la represión será la respuesta a cualquier articulación y acción en contra del Estado, el Capital y sus lógicas sociales, y no es que le temamos pues la enfrentamos todos los días en nuestros espacios sociales y organizaciones, a pesar de no poner bombas que en realidad no le hacen nada al sistema.

Los comunicados altisonantes y las bombitas en algunos bancos, comisarías y automotoras no afectan al sistema capitalista, ni a la acumulación de plusvalía de parte de los empresarios ni siquiera hace que se sume gente a la lucha en contra del sistema. Solo tiene como efecto que una minoría vanguardista sacie su necesidad de adrenalina.

Al día siguiente de las bombas de juguete todo sigue igual, mientras los grupúsculos insurrectos se auto convencen de vivir una guerra falsa con un Estado que ni siquiera se molesta en cazarlos de verdad, pues le resultan ideales para reproducir el espectáculo diario en los medios.

Finalmente, para terminar me gustaría hacerle una pregunta a quienes desde hace tiempo ya no considero compañeros pues ellos tampoco me consideran compañero y no han escatimado momentos para hacermelo saber.

¿cómo se realizará la revolución a partir de sus postulados?. Porque si se rechaza el trabajo a gran escala y se pretende fundamentar todo a partir del espacio inmediato de afinidad, la revolución no será algo colectivo sino profundamente individual, una lucha ya no entre el Estado y los explotados organizados, sino entre una fraccion minima radicalizada y el resto de la sociedad, definida por ese grupúsculo como enemiga aún cuando algunos sectores no lo crean así.




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